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sábado, 26 de noviembre de 2016

Marcos Ana, el gran defensor de la libertad


Marcos Ana, que firmaba bajo este seudónimo literario, en recuerdo de sus padres campesinos, Marcos Macarro y Ana Castilla, poeta comunista represaliado por el franquismo y encarcelado durante 23 años tras la Guerra Civil, falleció este viernes a los 96 años sin rencores, pero también sin "amnesia", como le gustaba remarcar.

De origen humilde, nació el 20 de enero en el pequeño pueblo salmantino de San Vicente de Alconada, aunque creció en la vecina Ventosa del Río Almar, donde a los quince años vivió el estallido de la contienda civil.

Tras recoger el cadáver de su padre entre los escombros de su casa destruida, se alistó en el bando republicano y cuando acabó la guerra, en marzo de 1939, fue capturado en el puerto de Alicante y conducido al campo de concentración alicantino de Albatera.
Aunque consiguió evadirse y ocultarse en Madrid, a los pocos días fue detenido y acusado de tres asesinatos, y comenzó su periplo por las prisiones españolas: la cárcel del Conde de Toreno; el penal de Ocaña, donde estuvo 307 días incomunicado; la prisión de Alcalá de Henares y el penal de Burgos, donde pasó 15 años. Fue durante su estancia en el penal de Burgos, hacia 1954, cuando escribió sus primeros poemas, que firmó con el seudónimo literario de Marcos Ana que ha mantenido hasta su muerte. Tenía entonces 33 años.  

Cuando recuperó la libertad, en noviembre de 1961, se exilió a Francia y emprendió una campaña internacional contra la represión política en España y en el mundo y se hizo un firme defensor de los derechos humanos y la democracia. Tres años después, regresó a España tras la amnistía de 1976

En su magnífica autobiografía, Decidme cómo es un árbol, cuyo título es homónimo al de uno de sus mejores poemas, nos contaba el sufrimiento de estar veintitrés años encerrado entre las paredes de una prisión franquista. Escalofriante es comprobar su actitud siempre reconciliadora, su entrega a la causa democrática, la vitalidad para empaparse de cultura, de sabiduría, de solidaridad y de literatura desde la privación de uno de los bienes más preciados en la vida: la libertad. 






Fuente: diario El País

Marcos Ana, el gran defensor de la libertad


Marcos Ana, que firmaba bajo este seudónimo literario, en recuerdo de sus padres campesinos, Marcos Macarro y Ana Castilla, poeta comunista represaliado por el franquismo y encarcelado durante 23 años tras la Guerra Civil, falleció este viernes a los 96 años sin rencores, pero también sin "amnesia", como le gustaba remarcar.

De origen humilde, nació el 20 de enero en el pequeño pueblo salmantino de San Vicente de Alconada, aunque creció en la vecina Ventosa del Río Almar, donde a los quince años vivió el estallido de la contienda civil.

Tras recoger el cadáver de su padre entre los escombros de su casa destruida, se alistó en el bando republicano y cuando acabó la guerra, en marzo de 1939, fue capturado en el puerto de Alicante y conducido al campo de concentración alicantino de Albatera. 
Aunque consiguió evadirse y ocultarse en Madrid, a los pocos días fue detenido y acusado de tres asesinatos, y comenzó su periplo por las prisiones españolas: la cárcel del Conde de Toreno; el penal de Ocaña, donde estuvo 307 días incomunicado; la prisión de Alcalá de Henares y el penal de Burgos, donde pasó 15 años. Fue durante su estancia en el penal de Burgos, hacia 1954, cuando escribió sus primeros poemas, que firmó con el seudónimo literario de Marcos Ana que ha mantenido hasta su muerte. Tenía entonces 33 años.  

Cuando recuperó la libertad, en noviembre de 1961, se exilió a Francia y emprendió una campaña internacional contra la represión política en España y en el mundo y se hizo un firme defensor de los derechos humanos y la democracia. Tres años después, regresó a España tras la amnistía de 1976

En su magnífica autobiografía, Decidme cómo es un árbol, cuyo título es homónimo al de uno de sus mejores poemas, nos contaba el sufrimiento de estar veintitrés años encerrado entre las paredes de una prisión franquista. Escalofriante es comprobar su actitud siempre reconciliadora, su entrega a la causa democrática, la vitalidad para empaparse de cultura, de sabiduría, de solidaridad y de literatura desde la privación de uno de los bienes más preciados en la vida: la libertad. 

Fuente: diario El País

martes, 15 de noviembre de 2016

Vanessa Gutiérrez gana el premio en ensayo Fuertes Acevedo con 'El paisaxe nuestru'

Entre las obras presentadas, el jurado decidió por mayoría conceder el Premio a 'El paisaxe nuestru', que concurrió con el seudónimo Recusa Paigona, al reconocer "el pulso literario del texto y la modernidad de una estructura en la que hace dialogar a textos escritos y orales de diferentes épocas alrededor de un mismo paisaje", según destaca el fallo. 


Ana Vanessa Gutiérrez (Urbiés, Mieres, 1980) es escritora y periodista. Fue redactora del semanario Les Noticies y presentadora de programas de televisión como Pieces, además de colaborar habitualmente como articulista en El Comercio. Autora con Beatriz Redondo Viado del ensayo El país del silenciu (2007), Vanessa Gutiérrez destaca como poeta con los poemarios Onde seca l'agua (2003) y La danza de la yedra (2004), con el que obtuvo el Premio Teodoro Cuesta.

Leer mas, aquí.

Ángeles Mora galardonada con el Premio Nacional de Poesía 2016 por su obra Ficciones para una autobiografía

La autora cordobesa ha recibido este año también el Premio de la Crítica de Poesía en castellano que otorga la Asociación Española de Críticos Literarios. 


El jurado ha considerado que la obra Ficciones para una autobiografía, ganadora también este año del Premio de la Crítica de Poesía en castellano que otorga la Asociación Española de Críticos Literarios, es merecedora del galardón por su "capacidad de expresar con gran vigor poético la articulación entre la verdad del sentimiento, doliente o luminoso, y el fingimiento de la voz lírica".

Recogemos un poema de su libro Contradicciones, pájaros (2000):

Las hojas muertas

Igual que me sostiene
la tibia sensación de estar cayendo 
por la ladera dulce del otoño 
de mi vida, y acaricio 
despacio –como vuelan las hojas- 
mi cuerpo que ya lleva 
el olor de la tarde, 
así cae este poema 
en el papel dorado de tu carne 
y así –voluptuosa- 
su letra breve te acompaña.

Fuente: el País.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Adiós a Francisco Nieva


Hoy ha fallecido en Madrid Francisco Nieva, dramaturgo, escenógrafo, director de escena (de ópera, zarzuela y ballet), narrador, ensayista y dibujante.

Ya desde muy niño mostró su talento escribiendo relatos y breves piezas dramáticas. Durante la posguerra estudió pintura en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid).
Entrer 1948 y 1963 vivió en París, trabajando como pintor y dibujante. Tras un año en Venecia, vuelve a nuestro país en 1964 y trabaja como escenógrafo. En 1971 comiena a trabajar como dramaturgo, y se da a conocer en 1976 con El combate de Opalos y Tasia y La carroza de plomo candente, que dirige José Luis Alonso en el Fígaro, en programa doble, y suponen un revulsivo en la escena española de la transición. En la década que va desde entonces a finales de los ochenta, Nieva estrena el grueso de su obra, que llevaba escribiendo desde 20 años atrás.

Su teatro, que definió como “vida alucinada, jubiloso furor sin tregua”, nace con voluntad transgresora y alegórica, con el choque de la religión y el sexo como uno de sus ejes, y se caracteriza por un lenguaje muy rico, repleto de imágenes sorprendentes, en el que combina con gran brillantez las improntas del barroco, el romanticismo y la vanguardia, tamizadas por un humor grotesco y esperpéntico. Valle-Inclán, por supuesto, está a la cabeza de su estilo, pero también el castellano arnichesco. Las influencias se multiplican: dramaturgos tan dispares como Brecht, Artaud, Genet y Ghelderode, junto a ensayistas como Bataille o pintores como Solana.

Entre su faceta narrativa y memorialística hay que destacar las novelas El viaje a Pantaélica (1994), La llama vestida de negro (1995), Granada de las mil noches (1995), Oceánida (1996) y Carne de murciélago (1998), así como su autobiografía Las cosas como fueron, que aparece en 2002.
En 1990 ingresó en la Real Academia Española, ocupando el sillón J.

Cuenta en su haber con numerosos premios, como el Premio Nacional de Teatro (1980 y 1992), Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1992) o más recientemente, el premio Valle-Inclán (2011) por la escritura y dirección de Tórtolas, crepúsculo y… telón.

Fuente: diario El País, 11-nov-2016.